jueves, 30 de abril de 2009

Sofà



Apropa't, sí: la teva pell crema

per als meus dits amarats de vellut.

El teu alè  m'esquinça l'esquena

en aquest desfici esmaperdut.

I dius que em voldries el teu amant

si cap dia aquest moment hem perdut?

jueves, 23 de abril de 2009

Fue por una espinaca. Por el personaje de un cómic que confundía la palabra japonesa con ombligo. 

Fue por una chica que quería que le dijese te quiero, como a la amada del cómic.

Fue hace un año, cuando hice un cómic para ella.

En mi cabeza suena música mientras la espero “Lilly comes when you stop to call her Lilly runs when you look away Lilly leaves kisses on your collar Lilly, Lilly, Lilly, Lilly, stay! 

La melodía se cruza con otra de Pink Martini: The letters I write I never shall mail The world is gray Wrapped in a veil No step on the stairs No one rings the bell For Veronique”

Luce el sol. Que no sea un día gris. Que pueda mirar su ombligo receloso de ser tocado o lamido.


lunes, 20 de abril de 2009

Despertares


El amanecer que se filtra a través de la persiana. El sueño que se enreda con la vigilia que anuncia el despertador. Cuerpos desnudos bajo una ducha apresurada; promesas para el día, recuerdos de la noche. Un viaje conjunto en que nos despedimos hasta horas después. ¿Cada mañana igual? Un beso diferente cada mañana dentro del coche. Un beso que hace diferente cada mañana. Un beso barómetro.

viernes, 10 de abril de 2009

Aishite













Recibo un SMS tuyo: “Quedamos a las 6 en el mirador sobre la Playa Larga. Aishite meru.” Me gustan tus sorpresas, tus citas inesperadas, tus visitas imprevistas.
¿Aishite meru?. Tecleo esas palabras en el buscador y me devuelve un te quiero. ¿Cómo las conoces?. Nunca me has escrito nada en japonés. Me gusta como juegas con las palabras en tus sms, en tus emails.
De forma apresurada salgo del trabajo y llego con unos minutos de antelación al mirador. La brisa agita tus cabellos pelirrojos. Me ves. La sorpresa agita tu cuerpo, tus manos. La confusión tus ojos glaucos.
La brisa seca las lágrimas de mis ojos mientras arrojo el móvil al mar. Aishite meru.

lunes, 6 de abril de 2009

Criaturas



Conozco a una chica que tiene una extraña afición por adoptar caracoles. Los encuentra en el jardín, en la terraza o al limpiar una lechuga, y los toma , les da de comer alguna hoja de verdura, y luego los pega a una de la paredes de la cocina o del jardín. Así durante semanas compartíamos nuestras vidas con un pequeño caracol que dejó en  el alicatado de la cocina, junto al fregadero.
En cambio, es un azote para las arañas. A pesar de mis advertencias y recriminaciones, o de mis explicaciones pedagógicas sobre la bondad de las arañas, descarga sus pies sin piedad sobre ellas .
Y con las moscas realiza su peculiar persecución, como si buscase aplacar alguna ignota divinidad. En primavera, dedica horas y energías a perseguirlas, esperando con paciencia su inmovilidad para exterminarlas de un manotazo certero y raudo. Luego, sus cadáveres llenan el suelo, como prueba de la tarea cumplida.
¡Ay que chiquilla! Todas estas cosas la hacen adorable (y a veces, sólo a veces, con las moscas, irritable). La adoro. No sólo por eso, claro. Por muchas cosas más. Como dejar un hatillo de besos en la puerta al abandonar la casa , y una amorosa lazada de "te quiero" dónde enredarme gustosamente.